domingo, 17 de junio de 2012

Medios físicos de tratamiento de la obesidad y la celulitis utilizables en centros privados de Medicina Estética



Introducción

Desde el punto de vista de la terapéutica, disponemos, en medicina, de cinco formas de curar: la administración de fármacos (farmacoterapia); la administración de una energía (fisioterapia, medicina física); la intervención instrumental (cirugía), la actuación mediante el poder persuasivo de la palabra (psicoterapia) y la modificación de hábitos de vida. Trataremos en este artículo de los medios físicos de tratamiento aplicados específicamente a la obesidad y la celulitis.

Las energías utilizadas en terapéutica física son, fundamentalmente, la mecánica, térmica, eléctrica, luminosa, la hidroterapia y la climático-ambiental, que supone la estancia en balnearios y curhoteles.


De todos estos medios físicos, los utilizados específicamente en el tratamiento de obesidad y celulitis son también muchos y variados. Sólo podemos hacer una enumeración de los mismos, teniendo en cuenta que, aunque algunos de ellos son poco conocidos, todos son muy eficaces, generalmente baratos, o al menos, de costo no muy elevado; de fácil aplicación en la consulta o en el centro médico, y, muchos de ellos, utilizables en el domicilio particular del enfermo. 

La razón del desconocimiento generalizado de su eficacia estriba en la falta de empresas comerciales que los apoyen. Temas como el ejercicio, la termoterapia o el masaje no tienen el apoyo publicitario que se asocia a cualquier fármaco o dieta, lo que condiciona su falta de difusión e incluso, en ocasiones, de la credibilidad en su eficacia.

Trataremos en este artículo de los medios de tratamiento mecánico y térmico, en especial los aplicables o aconsejables en consultorios y centros médicos. Dejamos para una segunda parte la consideración de la electroterapia, la fototerapia, el láser y la balneoterapia en el tratamiento de la obesidad y la celulitis.

Los medios de tratamiento de tipo mecánico

Los principales medios mecánicos aplicados al tratamiento de obesidad y celulitis son fundamentalmente tres: el ejercicio, el masaje y la presión.
Ejercicio

Si; sabemos que en obesidad y celulitis hay que recomendar la práctica del ejercicio, pero ¿por qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?. Queremos, en breves párrafos, sintetizar las ideas a este respecto. 


El mecanismo de acción del ejercicio sobre la obesidad y la celulitis es complejo. Sus principales aspectos de interés son: 

1. La práctica del ejercicio exige un mayor gasto energético, lo que supone un mayor consumo de calorías. Esto es cierto, pero el contenido calórico de hidratos de carbono, y sobre todo de grasas, es tan elevado, que se precisa realizar mucho ejercicio para consumir una cantidad apreciable de nuestras reservas (según la tabla de Widdowson, el consumo energético, en kcal/hora, es de 4 al caminar, 4.8 al ir en bicicleta, 1.9 al jugar al golf,etc). Afortunadamente, no es este el único mecanismo por el que el ejercicio actúa en la reducción de peso.

2. Aumento del metabolismo: la práctica habitual del ejercicio conduce a un aumento del metabolismo, y, por tanto, a un mayor consumo calórico.

3. Disminución del apetito. Este es un punto generalmente cuestionado por quienes inician la práctica del ejercicio y ven que su apetito, inicialmente, aumenta. Pero cuando se alcanza una situación de práctica habitual del ejercicio, existe una reducción del apetito.

4. Tonificación de la musculatura: es uno de los efectos importantes del ejercicio en obesidad y celulitis, y
5. Estímulo circulatorio: de igual eficacia, tanto para el estímulo trófico de la musculatura en ejercicio, como para el estímulo de drenaje en los depósitos líquidos de la celulitis.

¿Cómo aconsejar la práctica del ejercicio?

Para recomendar la práctica del ejercicio se puede remitir al paciente a Centros reconocidos, donde sigan programas de tablas de ejercicio, aerobic, etc. No obstante, en la consulta privada, se puede indicar la práctica de alguno de estos tres tipos de ejercicio: la marcha, el ciclismo o la natación.

La mejor práctica es, sin duda, la marcha, el andar aprisa. Veamos los consejos a dar para su práctica eficaz.

Se trata de andar, no de correr. El llamado footing ha producido, en personas no preparadas o sin reconocimiento previo, un cierto número de accidentes cardio-vasculares de consideración. Por ello digamos que se trata de andar a paso rápido (unos 5 a 5,5 km/hora), con respiración abdominal. Lo ideal es realizarlo en zona libre y agradable: parques, avenidas. Se utilizará calzado cómodo, o zapatillas deportivas especiales. 



La duración diaria del paseo a paso rápido debe ser entre 45 a 60 minutos al día. Una de las objeciones existentes es que la vida actual, para quienes ejercen actividad profesional, no permite disponer de este tiempo. Para ello hay dos soluciones que requieren disponer de un podómetro. El podómetro es una pequeña unidad electrónica que se coloca en el cinturón. Previamente se introduce la longitud de paso habitual en nuestro recorrido, en centímetros; y, en algunos de ellos, el peso corporal. El podómetro es sensible al impacto de cada paso, que transforma en longitud acumulada al total. De esta forma, en cada momento se conoce la distancia recorrida desde el inicio del recorrido y, en los que introducen el peso corporal, se conocen, además, las calorías consumidas por el ejercicio.

En relación a las personas que alegan escasez de tiempo para realizar este ejercicio diario, las dos soluciones son: Una, realizar el recorrido propuesto entre las actividades diarias (ir andando al trabajo, o aparcar/dejar el medio de transporte a cierta distancia; realizar recorridos de corta duración en las pausas, etc) para que al final del día se hayan recorrido los 5 km indicados. Por otra parte, y gracias, al podómetro, utilizar los fines de semana para completar los kilómetros recorridos semanalmente, que deben ser de 28 (equivalente a 45 minutos/día) a 35 (equivalente a una hora al día de paseo).

Hay que insistir que en el ejercicio, como en el estudio, lo importante es la continuidad, es decir, el ejercicio diario. El complemento de fin de semana es sólo una solución admisible para quien no pueda realizar la práctica diaria.

Los buenos libros de divulgación informan de los métodos sencillos de realizar pruebas de esfuerzo, del control del pulso, la distribución inicial de calentamiento-marcha, las bebidas durante el ejercicio, etc. Pero creemos que lo dicho es suficiente para indicar de modo habitual la realización del ejercicio a los pacientes obesos o celulíticos.

Otras formas de ejercicio físico
Indicábamos antes otras dos formas sencillas de practicar ejercicio físico: la bicicleta y la natación. El ciclismo es de especial importancia para las personas muy obesas, que tienen incluso dificultad para andar a paso rápido, ya que la bicicleta mantiene el peso del cuerpo y, además regulan el esfuerzo según la velocidad alcanzada y el tipo de terreno. Además, la posición horizontalizada del tórax, facilita de modo casi espontáneo la respiración diafragmática.

Por otra parte, en zonas muy lluviosas o con clima desapacible, la bicicleta estática es un buen sustituto del paseo rápido. Permite, igualmente, regular el esfuerzo; controla la distancia supuestamente recorrida, y el gasto calórico, y en muchos casos permite la flexión contra esfuerzo de la parte anterior a partir del manillar, lo que es un excelente ejercicio adicional.

El tercero de los ejercicios completos mencionados para quienes no hacen ejercicio habitual es la natación. Es un excelente ejercicio, pero tiene unas dependencias (piscinas climatizadas, playas) que en muchas ocasiones lo hacen de difícil realización práctica.

Los beneficios del ejercicio físico


Ante todo hay que indicar que para adelgazar mediante el ejercicio hay que simultanear una correcta dieta hipocalórica. Solo los grandes trabajadores físicos (el ejemplo clásico eran los leñadores del Canadá) pueden mantener una abundante ingesta de alimentos con un peso normal. Dieta y ejercicio son los dos pilares de un adelgazamiento correcto y, lo que es más importante, un adelgazamiento mantenido.

La persona obesa que inicia la práctica del ejercicio regular pasa por dos fases bien definidas: el adelgazamiento estético y el adelgazamiento ponderal.

La primera fase, adelgazamiento estético, se caracteriza por la disminución de grasa y la creación de músculo. Las exigencias del ejercicio realizado se traducen en un aumento de la masa muscular; que prácticamente compensa en peso la pérdida de grasa, de modo que se ha podido decir que "kilo de grasa se convierte en kilo de músculo". Por tanto, no hay adelgazamiento ponderal. Pero, al ser la densidad del músculo mayor que la de la grasa, lo que si que hay en este equilibrio ponderal, es una disminución de volumen corporal, lo que, en la práctica se traduce en una disminución de perímetros.

Por eso, en todos los tratamientos mediante ejercicio (incluyendo los realizados mediante gimnasia pasiva), la prueba más utilizada para comprobar la eficacia del tratamiento es el control de la disminución de perímetros corporales (brazo, abdomen, nalgas, muslos, piernas), y no mediante el control del peso, que en esta primera fase suele permanecer inalterado. Pero en esta primera fase hay otros factores que permiten comprobar la aparición de un "adelgazamiento estético". Aparte de la disminución volumétrica indicada, hay una mejoría estética de la postura, por la tonificación de ciertos grupos musculares, en especial los de la cintura escapular, los abdominales y los glúteos. Todo ello conduce a una mejoría de posición, tanto estática como al andar, que proporciona este nuevo aspecto que, aun sin pérdida de peso, hace ver ya una nueva estética.

Pero, una vez formado el músculo necesario, comienza el auténtico adelgazamiento con pérdida de peso, llamado por ello adelgazamiento ponderal. No se trata de pérdidas rápidas, como en ciertas dietas hipocalóricas extremadas, sino de una pérdida de peso gradual, pero mantenida. Los beneficios del ejercicio actúan como los de las medicinas biológicas; de modo natural y progresivo, de modo que se mantenga la reducción de peso obtenida, siempre que se continúa practicando el ejercicio adecuado.

Consejos para realizar un ejercicio físico controlado


Adquiera:
- ropa deportiva (chandal) y zapatillas adecuadas
- un podómetro. Aprenda su manejo

Practique:
- Busque una zona agradable para realizar su ejercicio
- Camine, a paso rápido (sin correr) durante tres cuartos de hora o una hora al día

Si no dispone de este tiempo diario, procure distribuir su ejercicio durante el día. Para ello, utilice su podómetro para realizar estos 5 km de marcha.

Si tampoco puede realizar esta práctica, camine lo que pueda durante los días laborales, y complete el fin de semana hasta completar los 28 o 35 km que se le indiquen.


El masaje

La aplicación del masaje en la obesidad y la celulitis ha sido objeto de muchas críticas. Se ha llegado a decir que "en el masaje adelgaza el masajista; en la equitación adelgaza el caballo". Es cierto que el masaje no es un medio muy eficaz en la obesidad; si que es, en cambio, una gran ayuda, en la celulitis.


En relación a la obesidad, la actuación directa del masaje no supone la eliminación de depósitos grasos; todo lo más supone la remodelación de la grasa en ciertas zonas corporales. Se ha dicho que podría haber acción sobre los depósitos grasos de modo indirecto, esto es, por el ejercicio que supone la aplicación de estímulos intensos que provoquen contracciones musculares; pero este mecanismo sería de muy poca intensidad.

Sin embargo, el masaje tiene otros efectos de interés en la obesidad, como la tonificación de la piel, el estímulo circulatorio y la tonificación muscular.

El efecto del masaje es muy distinto sobre la celulitis. Nuestro objetivo es, ahora, el estímulo de la circulación de retorno, venosa o linfática, y la reducción de la fibrosis de la zona. Además interesa, por supuesto, mantener el trofismo de la piel y tonificar los músculos subyacentes, como en el caso de la obesidad. Para todo ello son de gran interés los masajes de tipo superficial, tanto los del tipo frotación y fricción, como, en especial, el masaje linfático, de tan excelente resultados en los drenajes de depósitos líquidos.




La eficacia del masaje superficial en el tratamiento de la celulitis se comprueba, por una parte, por el hecho de que diversas casas comerciales proporcionan sus productos anticelulitis con algún dispositivo para realizar este masaje manualmente (placa con bolas giratorias incrustadas; placa con bordes de goma para el efecto de drenaje, cintas para masaje con asas en los extremos,etc). Pero también, por otra, se comprueba por la aparición de aparatos especiales de succión-aspiración de gran potencia, que producen una onda de compresión de excelentes resultados.

Una alternativa a este sistema es la aplicación del automasaje por parte de la propia paciente. Existen tablas de masaje para las distintas zonas corporales, de modo que el médico sólo precisa entregar las tablas de ejercicios y explicar su realización. De este modo, y con masaje manual, se consigue la depleción vascular de piernas y muslos, la tonificación de la piel y la acción anti-fibrina que antes indicamos.

El automasaje puede realizarse, además de manualmente, mediante el empleo de aparatos mecánicos de base eléctrica que proporcionan diversos tipos de vibraciones, compresiones, etc. Dada la gran variedad de modelos existentes, el problema actual es la elección del más adecuado para cada zona y para cada persona.

Presoterapia

Sólo de modo indicativo recordaremos la eficacia de la presoterapia en el tratamiento de la obesidad y, sobre todo, de la celulitis. Las unidades de presión de aire, que son las habituales, presentan en la actualidad una gran variedad de modelos; lo mejor es la elección de las que tienen celdillas aisladas, con programas establecidos para el progreso de la onda de presión, y que por tanto tienen un efecto doble y conjunto, de presión y de masaje. Estas unidades pueden ser profesionales o aplicables en el propio domicilio, y son un buen complemento de los tratamientos establecidos en la consulta.



De mucha mayor eficacia -pero también de costo más elevado- son las unidades de presoterapia por presión de mercurio, introducidas en algunos Centros, y de resultados establecidos en numerosas afecciones, entre ellas, además de la celulitis, otras indicaciones estéticas, como los transtornos vasculares periféricos.

La estimuloterapia puntual


Una forma especial de tratamiento es la estimulación, manual o instrumental, sobre puntos concretos del organismo, para conseguir efectos a distancia. La estimulación se puede realizar con presión manual (shiatsu, reflejoterapia), o con agujas, agujas y electroterapia, moxas, magnetótoros, etc. No es nuestra intención describir estos métodos, sino sólo recordar la utilidad que en tratamiento de la obesidad y la celulitis supone aplicar o complementar los tratamientos con acupuntura, auriculopuntura, shiatsu, reflejoterapia podálica u otras técnicas reflexológicas comprobadas.


Los ultrasonidos

Los ultrasonidos presentan el efecto de un micromasaje de muy alta frecuencia, de 3 MHz para los tratamientos de celulitis, lo que prácticamente equivale a un masaje celular. Tiene efectos térmicos, mecánicos (con elevada potencia se emplea para producir la litotricia), y químicos, en especial mediante liberación de sustancias o aceleración de reacciones metabólicas.

En el tratamiento de la celulitis los ultrasonidos presentan tres efectos importantes:

1.- Acción de transformación gel-sol, es decir, por su actuación especial sobre los geles, fluidifica el depósito líquido, densificado y espesado, de la celulitis, haciéndolo más apto para su evacuación circulatoria.

2- Estímulo circulatorio, en especial venoso y linfático, que ayuda a la eliminación del líquido citado, y

3- Acción antifibrina, manifestada en otras indicaciones médicas de los ultrasonidos (queloides, Dupuytren, Peyronie, fibrosis plantar, etc) y que en la célulitis ayuda a la reducción de las placas y de las adherencias fibrosas formadas en la evolución de la enfermedad.



Los ultrasonidos precisan, para su administración la colocación de un gel de contacto, que evite la interposición del aire entre cabezal de aplicación y piel, e iguale, en lo posible, la impedancia acústica de ambos. Los ultrasonidos, por su efecto mecánico, hacen penetrar a través de la piel, las moléculas situadas en este gel (sonoforesis: transporte por el sonido). Esta propiedad se utiliza en medicina aplicando el ultrasonidos con geles terapéuticos (con antiinflamatorios, vasodilatadores periféricos,etc). En estética se puede aplicar el ultrasonidos utilizando geles o cremas anticeluliticas (no pomadas), que proporcionarán un efecto aditivo o sinérgico, según los casos, sobre la zona tratada.

Efecto térmico: aplicación de calor

La aplicación de calor en la obesidad se basa, para algunos, en considerar que el calor supone un estímulo metabólico de todas las células del organismo, y en el caso especial del adipocito, un aumento de la lisis de los triglicéridos. Lo que si es cierto, entre los efectos del calor, es el estímulo circulatorio, y el aumento de la eliminación de sudor, que puede alcanzar grandes cantidades, lo que supone un apoyo para los tratamientos de adelgazamiento.



El calor puede aplicarse de modo directo o indirecto. La aplicación indirecta del calor se refiere a la utilización de medios que en sí no son térmicos, pero cuya energía se transforma en el organismo en calor. Por ejemplo, los infrarrojos, aplicados en lámparas o en electrodos especiales; los ultrasonidos; el ejercicio (el 80% de la energía producida es calor, y solo el 20% es energía mecánica), y el masaje.

Los medios directos de aplicación de calor son generales o locales. Entre los generales consideramos, sobre todo, la sauna, el baño de vapor, el baño de arena, la hidroterapia caliente, y la aplicación de diversos productos que, en forma de capa, mantienen durante cierto tiempo una temperatura corporal elevada (peloides, espumas sintéticas).

La aplicación local de calor se realiza con diversos medios: parafina, parafangos, termóforos eléctricos (aplicadores de diversos tipos y conformados a diversas zonas, mantas, almohadillas), bandas de emisores de radiación infrarroja, etc.

Resumen

Repasamos en este artículo, dando indicaciones prácticas para su aplicación, un conjunto de medios físicos -ejercicio, masaje, presoterapia, termoterapia- de utilización en el tratamiento de la obesidad y la celulitis. Por su fácil aplicación, en la consulta médica o en el domicilio particular, y sus excelentes resultados, se recomienda su indicación complementaria en los tratamientos dietéticos o farmacológicos de estos procesos.

Prof. Juan R. Zaragoza
Catedrático de Radiología y Medicina Física



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